El misterio de las gárgolas de Notre Dame


 

 
Gárgola de Notre Dame
¿Sabéis que son las gárgolas? Son unas figuras muy misteriosas que se usaban en la edad media, especialmente en las catedrales góticas,  representan hombres, animales, monstruos o demonios. Antiguamente, tenían la función  de proteger el templo y se utilizaban para el desagüe de los tejados de las catedrales, que despedían el agua por los orificios de la boca de la escultura. Existen dos teorías acerca de su significado, unos dicen que representan un demonio huyendo de la iglesia, otros piensan que son como los espantapájaros, pues ahuyentan a los malos espíritus. Por lo general, son figuras misteriosas, algunas de estas gárgolas son muy famosas como las de la catedral de Notre Dame de París. Cuenta la leyenda la existencia de un dragón llamado La Gargouille, un ser de cuello largo y retorcido, potentes mandíbulas, cejas fuertes y alas membranosas, que vivía en una cueva próxima al río Sena. Este dragón tragaba todo lo que se interponía en su camino, escupía tanta agua que ocasionaba todo tipo de inundaciones. La Gargouille fue quemado en la hoguera, pero su boca y su cuello, se resistían a arder, en vista de ello, se decidió montar los restos del dragón sobre el ayuntamiento.  Esta curiosa leyenda, viene a explicar el origen de la palabra gárgola, pues su uso fue el de desaguar las aguas de las cornisas de las iglesias y catedrales.
Corre una leyenda sobre las gárgolas de la Catedral de Notre Dame desde el año 1431. Aquel año,  llevaron a la hoguera a Juana de Arco. Cuenta la leyenda que aquel día las gárgolas despertaron de su sueño de años y arrasaron la ciudad por la noche. Desde las cornisas de la catedral, los monstruos alados y cornudos contemplaron el escalofriante espectáculo de la muerte de una inocente y decidieron vengarla. Y se dice que a la mañana siguiente aparecieron por las calles de París los cadáveres de cientos de personas, los que habían asistido al suplicio de Juana de Arco en la Plaza del Mercado.
 

 

 

 El “Bistro Parisien”

Hoy en día, paseando por Madrid, Barcelona o Zaragoza, empezamos a encontrar restaurantes que comienzan a utilizar la palabra francesa “bistró”. No sé si desean parecer más “cool” o atraer a la clientela con una especie de “internacionalización”. La crisis agudiza el ingenio. En realidad un bistró es tradicionalmente un restaurante de comida muy sencilla, en locales que generalmente estaban en las cocinas de pobres edificios de apartamentos. Los dueños de los edificios podían conseguir un suplemento extra vendiendo comida barata hacia la calle junto con café y vino. Lo que conocemos como “plato del día”. 

 

 

Un bistrot cualquiera. Fuente : Benjamin Bousquet en Flickr

La leyenda (urbana) comienza en 1815 cuando las fuerzas de ocupación rusa en París (al acabar las guerras napoleónicas, tras Waterloo) tenían una de sus bases en la plaza de la Concordia y otra establecida en la colina de Montmartre. Un sitio estratégico para bombardear París en caso necesario. Los oficiales rusos, establecidos en los alrededores de la colina, acudían a los pequeños restaurantes de los alrededores. Y como hombres de acción eran impacientes. En cambio los cocineros franceses, nada contentos con los ocupantes tártaros, y a los que les encanta cuidar de su gastronomía, eran deliberadamente lentos. Es por ello que los rusos, cuando consideraban que les estaban tomando el pelo, espoleaban a los parisinos gritándoles “¡bystro!, bystro!” -rápido en ruso- para intentar que los sirvieran a la mayor brevedad posible. Y de ahí cuenta la leyenda que aparece la palabra que hoy da nombre a cientos de pequeños cafés de París.

BISTROS ECONOMICOS EN PARIS

Chez Léon 5 rue d'Isly.

L’entrepot’s 2 rue Sorbier.

 

Crêperie Josselin 67 rue du Montparnasse.

L'Espérance 36 rue de l'Université

 

 
 
 

UN HOTEL PECULIAR "HOTEL LE PAVILLON DE LA REINE PARIS"

10.01.2014 14:47
 

                                                                                                                                                                                                                                     Si hay algo a lo que debería aspirar cualquier hotel que se precie es a ofrecer alojamiento a cuerpo de rey. Esa gráfica expresión se puede interpretar casi literalmente en el caso de Le Pavillon de la Reine, un establecimiento ubicado en la Place des Vosges, en el corazón del céntrico barrio de Le Marais, uno de los históricos y de los más famosos de París, que debe su nombre a las marismas que tuvieron que desecarse para la edificación. No se trata de uno de esos hoteles suntuosos que acoge monarcas de vacaciones sino de un negocio de 4 estrellas cuyo nombre hace alusión a haber sido, en su día, residencia eventual de Ana de Austria, hija de Felipe III de España y esposa del soberano francés Luis XIII (o sea, la reina que pierde los herretes de diamantes en Los tres mosqueteros). Pero, pese a contar con el peso de ese importante bagaje histórico, el hotel ha sido totalmente rediseñado por el arquitecto Didier Benderli, que lo ha actualizado a los nuevos tiempos mediante originales detalles contemporáneos que no desdicen del entorno tradicional. Por ejemplo, el lugar cuenta con un jardín y una fuente monumental en medio del mismo. Y en la parte más antigua del edificio aún se pueden admirar vigas de madera del siglo XVII. Le Pavillon de la Reine ofrece 54 habitaciones elegantes y suites, cada una decorada de forma diferente tanto en términos de colorido como de mobiliario. Todas, por supuesto, están equipadas con aire acondicionado, conexión Wi-Fi, caja fuerte, minibar y TV de pantalla plana con canales por cable; a todas se puede acceder directamente en ascensor. Aunque el hotel no dispone de restaurante se sirve un desayuno americano en el sótano, un salón bien iluminado. Si alguna vez te hospedas allí podrás elegir entre este desayuno, que es tipo buffet, o uno tipo continental servido directamente en tu habitación. En cuanto a servicios, hay un centro de negocios equipado con conexión a Internet, aunque el acceso Wi-Fi en las todas las zonas comunes del edificio es gratuito. También dispone de un completo de spa, con centro wellness de 250 metros que incorpora 2 cabinas de tratamientos, gimnasio, bañera de hidromasaje y hammam para completar todas las comodidades. El personal ofrece asistencia turística y compra de entradas. Además, otras atenciones adicionales que pueden disfrutarse en Le Pavillon de la Reine son la lavandería, el servicio de habitaciones 24 horas y el servicio de transporte -de pago adicional- como la ida y vuelta al aeropuerto. Le Pavillion de la Reine se encuentra a pocos metros de la que fue la casa de Víctor Hugo. La Plaza de la Bastilla y el Museo Picaso están a tan solo 5 minutos a pie. A unos 450 metros se puede encontrar la estación de metro de Chemin Vert que ofrece una conexión directa a la Ópera Garnier y el centro histórico de París. -


 

 

Con una historia de más de cien años, el Moulin Rouge es el cabaret más famoso del mundo

 
 
 
Moulin Rouge de Paris es un cabaret tradicional, construido en el año 1889 por Josep Oller, que también era propietario del París Olympia. Situado en el barrio rojo de Pigalle en el Boulevard de Clichy, al pie de Montmartre, en París. Es famoso por su gran imitación de un 
molino rojo en la azotea del edificio. El Moulin Rouge es un símbolo emblemático de la noche parisina, el edificio posee una rica historia que aún continúa.

Desde hace más de cien años, el Moulin Rouge es un lugar de visita obligada para muchos turistas. Éste continúa ofreciendo en la actualidad gran variedad de espectáculos para todos aquellos que quieren evocar el ambiente bohemio de la Belle Époque y que todavía está presente en el interior del local. No obstante, el estilo y el nombre del Moulin Rouge de París han sido imitados por otros 
muchos cabarets en todo el mundo.

 
Algunos de los artistas que actuaron en el Moulin Rouge fueron: Jane Avril, Charles Aznavour, Josephine Baker, artistas del cabaret Cotton Club de Nueva York, en 1937, Bing Crosby, Dalida, Sacha Distel, Yvette Guilbert, La Goulue, Jerry Lewis, Dean Martin, Liza Minelli, Mistinguett, Yves Montand, Le Pétomane, Edith Piaf, Ginger Rogers, Frank Sinatra, Charles Trenet y Peter Ustinov.

El Moulin Rouge fue también el tema central de inspiración de muchas de las pinturas post-impresionistas del pintor Toulouse-Lautrec. Moulin Rouge fue también el título de un libro de Pierre La Mure, el cual fue adaptado para la película Moulin Rouge en 1952, protagonizada por José Ferrer y Zsa Zsa Gabor. Hay varias películas que tienen el mismo título, incluyendo Moulin Rouge!, película 
realizada en el 2001 en la que actúan Nicole Kidman, Jim Broadbent, Ewan McGregor, John Leguizamo y Kylie Minogue. Ambas películas fueron nominadas ese año al Oscar a la mejor película musical.
 
 

STRIPTEASE 

El libro que describe la vida nocturna de París (People's Almanac) da crédito a que originariamente se hiciera striptease en los años 1890, el espectáculo mostraría una mujer quitándose las ropas lentamente en la búsqueda inútil de una pulga que le está picando en el cuerpo. En esta época el Moulin Rouge fue pionero de la noche en mostrar este tipo de espectáculos en los que aparecía sobre el escenario una danza de mujeres semi-desnudas y haciendo tableaux vivants. Una de las más famosas actrices que aparecieron en el Moulin Rouge en el año 1907 fue Germaine Aymos que fue de las primeras en vestirse con tres pequeñas conchas.
 
HOTELES EN PIGALLE-PARIS:
Hotel Moulin Plaza precios desde 57 euros.
Hotel Du Moulin precios desde 49 euros.
Apartamentos Montmartre Abbesses precios desde 70 euros.

PIGALLE EL BARRIO MAS PICANTE DE PARIS

 

Es uno de los barrios más animados en las noches de París, y está justo al lado de Montmartre. Si nos bajamos en la parada de metro de Blanche, saldremos frente al Moulin Rouge.
 
Para vivir el auténtico ambiente del barrio debemos ir cuando oscurece, momento en el que las calles cobran vida. Los escaparates se iluminan y se abre un mundo lleno de erotismo, las luces de neón invaden las fachadas, ante la incrédula mirada de los turistas, mezclados con la clientela asidua a los locales de la zona.
 
Si bajamos andando por el Boulevard de Clichy hasta la parada de Pigalle veremos infinidad de negocios dedicados a los espectáculos eróticos, algunos más explícitos que otros, pero sin rozar la vulgaridad, entre ellos encontraremos el Museo del Erotismo. Eso sí, queda todo de puertas adentro, de forma que nadie (o casi nadie) pueda sentirse ofendido.
 
Además la zona está llena de sitios para comer, la mayoría venden comida para llevar en plan paninis, pizzas, kebabs y demás variedades, algunas de ellas abiertas hasta bien entrada la madrugada, incluso algunas abren las 24 horas.
 
En esta zona las entradas al metro son preciosas, parecen un decorado, son antiguas y muy llamativas, da gusto verlas.
 
Como se encuentra muy cerca de Montmartre,  una buena opción puede ser visitar el Sagrado Corazón de Montmartre por la tarde aún con buena luz, disfrutar del atardecer en lo alto de la colina, cenar en la Place du Tertre disfrutando de un ambiente sin igual y luego bajar dando un paseo hasta Pigalle, donde podemos tomar algo en cualquiera de sus pubs o discotecas, o por qué no, hacer como miles de turistas hacen todos los años, entrar al archifamoso Moulin Rouge y disfrutar del famoso "French Cancan" y de un espectáculo único en el mundo.